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- Lácteos: Principalmente los quesos ofrecen una sensación de sed muy arraigada.
- Carnes, pescados y sus derivados: Todos estos productos contienen un gran porcentaje de sal que potencia la sed, principalmente si están adobados.
- Cereales y féculas: Productos de repostería, las patatas chips o sus derivados.
- Frutos secos.
- Los alimentos con una elevada concentración de azúcar o con alto contenido graso, contribuyen a la sensación de sed. Así los alimentos rebozados o los refrescos, pueden fomentarla.
Es importante no abusar de este tipo de alimentos, sobre todo cuando se está mucho tiempo expuesto al sol o si se lleva a cabo una actividad física. Lo recomendable es conseguir un alimento dietético con el que asegurar un buen estado de hidratación. Para ello se deben seleccionar productos frescos y moderar los alimentos con alto contenido proteico. El modo de cocción también influye en el aumento de la sed. Por ello, en verano se recomienda elaborar las comidas cocidas o a la plancha.